Ya sabemos que los deportistas, y en este caso los futbolistas, hacen anuncios publicitarios. Si lo miramos desde la perspectiva de un mero espectador, parece que anuncian un producto. Pero ¿ nos hemos parado a profundizar en sus implicaciones?
El Beckam de aquí, antes de que se fuera allá, prestaba su imagen a las maquinillas de afeitar GILLETTE, por lo que cobraba 60 millones de euros y que extiende hasta 150 países. Si alguien viera el anuncio podría llegar a la siguiente conclusión: “ si me afeito con esta maquinilla, tendré una cara que atraerá a las mujeres como si fuera un imán”. Bueno, quizás habría que responderle que hay que mirarse antes al espejo y que para afeitar barbas, cualquiera vale.
El Beckam de aquí, antes de que se fuera allá, prestaba su imagen a las maquinillas de afeitar GILLETTE, por lo que cobraba 60 millones de euros y que extiende hasta 150 países. Si alguien viera el anuncio podría llegar a la siguiente conclusión: “ si me afeito con esta maquinilla, tendré una cara que atraerá a las mujeres como si fuera un imán”. Bueno, quizás habría que responderle que hay que mirarse antes al espejo y que para afeitar barbas, cualquiera vale.
El Beckam de aquí se despide con un “ Bye Madrid” y saluda a USA, al anexarse a LA GALAXY, donde se ha convertido en : THE BRANDING MAN,
(el hombre marca).
El Beckam de allá, ha firmado un contrato con MOTOROLA para lanzar su nuevo RAZR, al que ha añadido el eslogan: “BECOME BECKAM”, (Conviértete en Beckam). Para este anuncio, nuestro ex –futbolista aparece impecablemente vestido de traje, pero los coreanos lo han preferido ver en cueros y le han obligado a descamisarse.
Está claro que por allá, “ se mueren por los huesitos de Beckam”, y así lo demuestra la última campaña contratada con ARMANI, en la que aparece desnudo y con una actitud muy sensual.
David, se ha convertido en un icono, en un estereotipo de la cultura juvenil.
Representa un concepto moderno de masculinidad, un héroe deportivo, un buen esposo y un buen padre además de poseer un gran estilo.
No deberemos de extrañarnos si oímos alguna afirmación del tipo “ de mayor quiero ser David Beckam”.